Carlos I de España y V de Alemania era considerado por muchos españoles como un monarca extranjero y no era querido por el pueblo. Carlos de Habsburgo se hizo coronar rey de Castilla y León en 1516. Tras ello decidió viajar a España acompañado de sus más fieles consejeros.
Una de las primeras decisiones del recién llegado monarca fue convocar Cortes e implantar nuevos impuestos. Fue la mecha que se necesitaba para avivar el descontento que ya existía entre los ciudadanos de Castilla. Sería el comienzo de la denominada rebelión de los Comuneros.
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Castilla contra Carlos I
De este modo, gran parte de las comunidades del reino de Castilla decidieron rebelarse contra el nuevo Rey. Los historiadores apuntan como las principales causas de esta revuelta, junto a la subida de impuestos, la condición de extranjero del monarca, su falta de respeto a las leyes del reino de Castilla y la cesión de la administración del mismo a los consejeros flamencos, también extranjeros, en lugar de súbditos españoles.
Además, para gobernar Castilla en las ausencias de Carlos I fue designado otro extraño, Adriano de Utrech. Toledo, Segovia, Ávila y Salamanca fueron los principales núcleos donde se desarrolló la revuelta. Esta se inició cuando Carlos I abandonó temporalmente España, tras nombrar gobernador al mencionado Adriano. En Toledo fue establecida la primera junta revolucionaria, que no acataría las órdenes del Rey.
Las juntas revolucionarias pedían la retirada de los nuevos impuestos, el respeto a las leyes del reino de Castilla y el abandono de todos los consejeros flamencos, incluyendo al gobernador. En un principio los comuneros tomaron con éxito diversas ciudades, como Tordesillas, pero las tropas comuneras fueron finalmente derrotadas por los fieles a Carlos I en 1521. Sólo resistió Toledo hasta un año después.
Los cabecillas de la revuelta
Los líderes de la revuelta fueron ajusticiados y han pasado a la historia de España como figuras románticas y épicas. Cada una de las ciudades levantadas tenía un líder propio:
Juan Padilla encabezó la lucha en Toledo. Dotado de gran carisma y reconocimiento popular, obtuvo varios éxitos militares en la rebelión pero fue derrotado en Villalar.
Juan Bravo fue el jefe de milicias en Segovia. De origen noble, trató de lograr la adhesión de Juana la Loca a la causa comunera sin éxito. También fue derrotado por las tropas del Rey en Villalar.
Pedro Maldonado ejerció de jefe de milicias en Salamanca. Fue ejecutado en Simancas en 1522.
Día de Castilla y León
La derrota de los comuneros marcó el triunfo del absolutismo, “el último suspiro de la libertad castellana”, en palabras del economista liberal León de Arroyal. Su trascendencia histórica es tal que, en la actualidad, el Día de Castilla y León se celebra el 23 de abril en la localidad de Villalar de los Comuneros, conmemorando la batalla de Villalar, en la que se produjo la derrota final de la rebelión.
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Ni una sola palabra para los Guzmanes, preceptores de Fernando y comuneros de León