Ernest Hemingway y su pasión por España

Ernest Hemingway es una de las figuras literarias más importantes del siglo XX, el mundialmente conocido escritor nació en Illinois en 1899 y acabó con su vida en 1961. Tuvo una trayectoria de las más aventureras, conoció dos guerras mundiales y visitó lugares desconocidos por aquel entonces. No obstante, el ganador de un Premio Nobel por toda su obra literaria, tuvo una gran fascinación por España, país que llegó a considerar como su segundo hogar.

Testigo de los momentos históricos más importantes

Hemingway nació en una familia de clase media y acomodada, pero pronto se alistó como conductor de ambulancias durante la Primera Guerra Mundial y empezó a vivir de una forma poco corriente. Posteriormente volvió al frente, pero esta vez a la Guerra Civil Española, donde trabajó como corresponsal de guerra, también estuvo presente en el desembarco de Normandía y en la Liberación de París durante la Segunda Guerra Mundial.

Ernest Hemingway y su pasion por Espana
Imagen de Pixabay.

Todos estos acontecimientos influyeron en la posterior obra del novelista, donde había descubierto su verdadera pasión por la escritura, dejando su carrera como periodista corresponsal, se dedicó a plasmar en sus novelas su espíritu atormentado y su perspectiva de la gran tragedia de la que fue testigo.

España, una fuente de inspiración

En 1923, Hemingway visitó por primera las fiestas de San Fermín en Pamplona, donde se quedó fascinado por las corridas de toros, las cuales le hicieron volver a visitar la ciudad en numerosas ocasiones.

Hemingway encontró en España un gran yacimiento novelístico sin explorar, como él lo había dominado, ya que se encontró en un escenario completamente nuevo que le permitió crear algunas de sus obras más importantes. Fue en Pamplona donde conoció a Juanito Quintana, el que se convirtió en un gran amigo que le introdujo en el mundo de los toreros.

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Desde el primer instante, Hemingway se quedó prendado de todo el arte que para él representaban los toreros, en los cuales veía la auténtica representación de lo que debía ser la masculinidad. De su inspiración de las corridas, nación su volumen En nuestro tiempo, y su conocida obra Muerte en la tarde, considerada como la biblia de la tauromaquia en el mundo anglosajón. Hemingway sintió una gran admiración por los toreros, ya que representaban para él una forma de vida única y verdadera.

De ahí empezó a derivarse su admiración por el resto de los elementos característicos de España, que se convirtió para el escritor en un lugar donde podía disfrutar de vivir de una forma única en todo el mundo. Le encantaba la gastronomía española, los vinos, debido a los cuales Logroño se convirtió en uno de sus sitios preferidos, y por el calor que sentía que transmitían todos los españoles, abrigándole en su cultura y ofreciéndole un pequeño paraíso en la tierra.

Sin duda alguna, el ambiente festivo, el carácter español, el arte y sus tierras en general, sedujeron al escritor por el resto de su vida, que sentía cómo su mundo estaba estrechamente vinculado con todo lo español, y por lo que sentía una gran nostalgia cada vez que se alejaba por un largo tiempo.

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