En Europa, por suerte, podemos disfrutar de unos paisajes naturales asombrosos, consiguiendo contrastes de lo más curiosos y lugares verdaderamente mágicos de obligada visita. Esto es lo que ocurre con Melnik, en Bulgaria; una pequeña ciudad que se ha convertido en un rinconcito con mucho encanto y unas formaciones naturales que dejan con la boca abierta.
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Unas pirámides diferentes
Cuando pensamos en pirámides no es inevitable pensar en las típicas formaciones triangulares, como las de Egipto. El caso es que las pirámides de Melnik no tienen nada que ver con ellas, sobre todo porque estas últimas son formaciones totalmente naturales y el hombre no se ha visto involucrado en absoluto ni en su construcción ni en su desarrollo.
Éstas pirámides se formaron con arena y arcilla, y se encuentran en la provincia de Blagoevgrad, al suroeste de Bulgaria. Como dato curioso, estas pirámides son las que dan nombre a la ciudad, pues en antiguo eslavo “mel” significaba “arcilla blanca”. En el año 1960 fueron declaradas Monumento Natural.
¿Cómo son las pirámides de Melnik?
Las curiosas pirámides de Melnik ocupan un terreno de, nada más y nada menos, que 50 kilómetros cuadrados. En ese terreno, se encuentran diversas pirámides con diferentes formas: pirámides triangulares, forma de espada e incluso obeliscos. Como hemos dicho, están compuestas de arcilla blanda de color claro; una arcilla que los elementos naturales van erosionando y dándole las peculiares formas, moldeándolas lentamente con el paso del tiempo.
Las pirámides de Melnik pueden verse desde casi cualquier lugar de la ciudad, ya que ésta se encuentra en un valle y son, justamente, dichas pirámides las que la rodean. Para poder ver las pirámides desde arriba, también hay numerosos caminos que salen desde la ciudad y llevan a la montaña.
¿Qué más tiene Melnik de especial?
Melnik es un lugar con encanto más allá de sus peculiares pirámides. Tiene el curioso privilegio de ser la ciudad más pequeña de Bulgaria y cuenta con poco más de 200 habitantes. Los motivos históricos de esta ciudad son los que hacen que a día de hoy no se rompa ese privilegio. Además de eso, esta acogedora ciudad es, también, la que tiene el clima más cálido del país.
Es una población muy pintoresca, ya que sus casas son del Renacimiento búlgaro, y datan de los siglos XVII-XIV; a pesar de su antigüedad, están muy bien conservadas. Desde el año 1968, Melnik es una ciudad-museo, pues en cualquier lugar hay casas antiguas para ser observadas. Es más, casi un centenar de dichas casas están consideradas como monumentos culturales. Por eso, las nuevas casas se construyen siguiendo los mismos parámetros estéticos.
Sin duda, Melnik es uno de esos lugares con magia que se deben visitar, y es que el encanto de la población unido a las impresionantes pirámides, la convierten en un destino único.
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