Mitos y verdades sobre el café en cápsula

Cápsulas de café

El café en cápsula es un producto que ha sido diseñado para simplificar una de las tareas básicas del día a día de millones de personas: preparar una taza de café. Se trata de una porción de café molido, envuelta por una cápsula de plástico o aluminio, la cual se utiliza en una máquina específica para la preparación de una taza de café expresso.

Con la popularización del uso de la capsula de cafe han surgido toda clase mitos que probablemente ya habrás escuchado alguna vez y muchos de los cuales no tienen fundamento, quedando simplemente en rumores de los tantos que circulan por internet. A continuación, analizaremos algunos de los mitos y verdades existentes sobre el café en cápsula.

¿Cuáles son los mitos y verdades más populares sobre el café en cápsula?

Según datos de la Asociación Española del Café, España es uno de los países productores de café tostado más importantes de Europa, ocupando el segundo lugar después de Alemania, con una producción que supera las 190.000 toneladas anuales. Con respecto al consumo, cada día se sirven más de 12 millones de tazas de café, con las cápsulas ocupando el 20% del mercado.

Existen químicos contaminantes en las cápsulas de café

Uno de los mitos más difundidos en internet y que abunda en los comentarios de blogs, foros y RRSS, es que el aluminio se transfiere de las cápsulas al café por la acción de la temperatura. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) manifiesta que es muy improbable que los mecanismos de genotoxicidad del aluminio de una cápsula de café sean relevantes en la dieta del ser humano.

En otras palabras, la EFSA considera poco probable que el aluminio existente en las cápsulas sea un carcinógeno humano, pues la exposición a través de la dieta sería mínima. Para apoyar su opinión, la International Agency for Research of Cancer (IARC), perteneciente a la OMS, tampoco considera que el aluminio dietético sea un agente carcinógeno para el ser humano.

Pueden producir toxiinfecciones alimentarias

Las toxiinfecciones alimentarias son enfermedades producidas como consecuencia del consumo de un alimento. Sin embargo, los estudios confirman que no existe ningún patógeno en el café o la cápsula que pueda poner en riesgo la salud de una persona. Lo que sí puede ocurrir es que una higiene incorrecta de las máquinas permita que se alojen bacterias potencialmente dañinas.

Otro compuesto bajo vigilancia es la acrilamida, capaz de incrementar el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer. La realidad es que se encontró una mayor concentración de acrilamida en el café tradicional y los sustitutos del café, al igual que en las patatas y el pan tostado, pero no existe un criterio sobre el límite considerado como seguro para la acrilamida en los alimentos.

Las cápsulas de café contienen furano

El furano es otro de los temas clásicos en esta discusión. Se trata de un compuesto de potencial cancerígeno que aparece durante el tostado del café, producto de la Reacción de Maillard y que, al ser volátil, suele desaparecer en el café convencional y permanecer concentrado en el café en cápsulas, por lo que la alta presión de la máquina estaría arrastrando el furano hacia la bebida.

Sin embargo, es necesario aclarar que esta es una verdad dicha a medias, ya que el mismo estudio que confirmó su presencia en las cápsulas de café, también indicó que los niveles de furano ingeridos oscilan entre 0,25µg/kg de peso (mujeres) y 0,38µg/kg de peso (hombres), estando bastante lejos del límite de 2µg/kg considerado como seguro.

Es decir, que sería necesario consumir más de 30 cápsulas de café cada día, solo para alcanzar el límite de furano considerado como seguro para el consumo humano.

Ocasiona un problema medioambiental

Sin duda, este sí es un tema importante a considerar y, de hecho, el centro de todo el debate es la dificultad que ofrece el reciclaje de las cápsulas, algo que tiene una gran incidencia sobre las decisiones de compra del consumidor actual. El problema recae en las plantas de procesamiento del material, que no están adecuadas para su correcto tratamiento, imposibilitando su reciclaje.

En este sentido, la ciudad de Hamburgo dio un paso importante para intentar acabar con el problema, prohibiendo las cápsulas de café en los edificios públicos, como parte de su política para la optimización de la gestión de residuos. Esta noticia sí es real, a diferencia de otras Fake News que se divulgaron sobre Alemania prohibiendo el café en cápsulas.

Para solucionar este problema, las marcas están trabajando en algunas formas de reducir el impacto medioambiental. Por ejemplo, fabricar cápsulas a partir de materiales biodegradables o incorporar sistemas de reciclaje propios, lo cual implicaría un compromiso de parte del consumidor.

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