Sin embargo, la Unión Europea ha declarado este impuesto ilegal, reconociendo el derecho de la ciudadanía producir, consumir y vender energía renovable.
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El derecho de la ciudadanía a participar en el sector energético
El fin del impuesto al sol, con aplicación a partir del año 2021, ha sido el resultado del trabajo de movimientos ecologistas, de la propia ciudadanía, de los gobiernos de los países y de todas las instituciones de la Unión Europea trabajando conjuntamente. No solo se ha declarado ilegal un impuesto injusto y excesivo, sino que se ha reconocido y establecido el papel tan importante que tiene la ciudadanía para luchar contra el cambio climático, a través del uso de las herramientas que tiene a sus disposición para producir y consumir energía limpia.
De esta forma, se reconoce a nivel europeo el derecho de la ciudadanía, de las autoridades locales, de pequeñas y medianas empresas, así como de cooperativas, a producir, almacenar, consumir, y vender su propia energía limpia procedente de fuentes renovables, sin tener la obligación de pagar por ello elevadas tasas, enfrentarse a otros obstáculos, como los de tipo administrativo, o estar sujetos a excesivas limitaciones . Con esta legislación, se libera a la electricidad auto consumida de todo tipo de penalizaciones e impuestos que limitaban enormemente a los productores a pequeña escala.
Una decisión que ayuda a conseguir los objetivos de la Cumbre de París
El impuesto del sol ha supuesto un gran obstáculo para poder alcanzar los objetivos en la lucha contra el cambio climático. En la Cumbre del Clima de París se pusieron sobre la mesa todos los problemas que se originan en nuestras sociedades, a partir de nuestros modelos de producción y consumo y que, consecuentemente, afectan directamente en la degradación del medio ambiente. En esta Cumbre, todos los países llegaron a un acuerdo y redactaron un tratado, aunque no vinculante, en el que se comprometía a limitar el aumento de la temperatura global al 1,5 %.
Para conseguir este objetivo, también se acordó otro, el aumento de la energía renovable en un 45 % como mínimo para el 2030, lo que ayudaría a no agravar el aumento de la temperatura global. Con la decisión de acabar con el impuesto al sol, la UE demuestra el importante papel que tienen la ciudadanía y las cooperativas en la transición energética que se está produciendo.
De tal manera, se prevé que para el año 2050, prácticamente la mitad de los ciudadanos de la Unión Europea podría producir su propia electricidad, cubriendo el 45 % de la demanda de energía eléctrica de la UE, esto, si reciben el apoyo y la protección necesarias de las instituciones para enfrentarse a la fuerte dominación de las principales compañías eléctricas.