Theresa May presentará este miércoles a su gobierno este proyecto de “divorcio”, ya criticado por todos lados. La hora de la verdad del Brexit llegó, 873 días después del referéndum, y tras semanas de espera y aplazamiento, May llamó a sus ministros, uno por uno, a Downing Street el martes por la noche para analizar un borrador de acuerdo de salida de la Unión Europea, antes de discutirlo juntos en un consejo extraordinario de ministros el miércoles por la tarde.
Finalmente hubo fumata blanca en la sala de la Comisión de Bruselas, donde el emisario de May, Olly Robbins y su equipo, habían estado atrincherados durante semanas en un «túnel» de negociaciones con el representante europeo, Michel Barnier. Los 27 deben reunirse con sus embajadores en paralelo, y sus ministros de Asuntos Europeos, el miércoles por la tarde o a principios de la próxima semana.
Los negociadores de Gran Bretaña y la Unión Europea alcanzaron un acuerdo preliminar sobre el Brexit https://t.co/hiau0JcCLS
— CNN en Español (@CNNEE) November 14, 2018
Theresa May anunció el cierre del «desenlace» durante un discurso en la ciudad el lunes por la noche. El habitual consejo de ministros del martes se había mantenido sin avances. Pero a los funcionarios del gobierno se les había ordenado que estuvieran listos para regresar a Downing Street pronto. Las negociaciones se han tensado en los últimos días, explicando estos aplazamientos.
A Theresa May le gustaría poder tener un «acuerdo» firmado por los 27 en una cumbre extraordinaria de jefes de estado y de gobierno en Bruselas para fines de noviembre, luego presentarla para su ratificación en el Parlamento británico antes de Navidad. Si este tiempo se resbala, el riesgo temido es caer en un área incierta que aumentaría la probabilidad de una salida de la UE sin un acuerdo el 29 de marzo.
En Bruselas, se especificó que el texto en estudio está «estabilizado» pero aún no «finalizado». El principal avance es, después de meses de bloqueo, el mecanismo de respaldo destinado a evitar el retorno de una frontera física entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la República de Irlanda, un miembro de la la UE.
La solución original de los 27 para retener al Ulster en la Unión Aduanera Europea había sido rechazada por Londres, que en su lugar proponía que este fuera el caso de todo el Reino Unido, para no No dividir el territorio interior de uno.
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