Los juegos siempre se han considerado una distracción, una forma de evasión, y los asociamos directamente a divertirnos, pero también se han empleado siempre como método para aprender o practicar conceptos y habilidades. Por poner un ejemplo, son muchos los sistemas para aprender mecanografía (imprescindible hoy día para manejarse rápidamente en internet) incluyen lecciones lúdicas para practicar con una motivación diferente. La gamificación en sí se consolida como un extra para cumplir objetivos profesionales, personales, familiares o académicos, entre otros.
Hay de hecho una gran variedad de juegos y de géneros para los mismos. Cuando se dio el salto a los juegos electrónicos, a los videojuegos en salas recreativas y videoconsolas de salón o de bolsillo, muchos eran tipo arcade, juegos en los que la puntería y la supervivencia son los ingredientes esenciales. Otros sí que tenían desafíos para los que había que discurrir un poco más. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, parece que la estrategia se coloca entre los requisitos indispensables para enganchar a un jugador. Así, los juegos de conducción ya no sólo consisten en mantener un vehículo dentro de la pista y llegar antes que el resto, sino que debemos diseñar un plan en el que vamos a comprar diferentes vehículos y practicarles diferentes mejoras en un momento u otro, y así elegir con que coche o moto vamos a correr cada circuito en concreto.
En los juegos de cartas sucede lo mismo. Si nos centramos expresamente en los de naipes, el orden en el poker es sumamente importante. Dejar el resultado al azar es algo que sólo los jugadores amateur hacen. Para el resto, conocer todas las manos disponibles, saber cuándo es el mejor momento para decidirse por una u otra, en qué variante de poker escoger con mayor frecuencia una escalera o una doble pareja o en qué momento ir o o ir para inclinar la balanza hacia nuestro lado, son la diferencia entre lograr la victoria o la derrota. Aquí, además, deberemos comprender, desde el primer momento, que perder ahora no significa que no vayamos a ganar después, y viceversa. Se trata de un juego a largo plazo, la mayoría de las veces.
Para otros juegos de cartas que se han colocado entre los más jugados en los últimos años, que son los de batallas por turnos, la astucia es el ingrediente principal. Se parecen bastante a los clásicos juegos de rol con mazos físicos de cartas, con tableros y cartas raras y ultra-raras, y no sólo se deben contemplar todas las posibles consecuencias de elegir una u otra carta, sino que en crear una colección perfecta supone en sí una estrategia de base. En ámbitos presenciales, las cartas Magic o las de Pokémon siguen estando muy de moda, mientras que en entornos digitales, HeartStone se resiste a morir, lo mismo que Crash Royale, que da mucho de sí en los torneos de eSports.
No pensemos, tampoco, que juegos como Fortnite, a partir de 12 años pero jugado incluso por generaciones más nuevas, consiste sólo en avanzar y disparar. Aquí sucede lo mismo que en los juegos de conducción o los de batallas por turnos, sean con mazos de cartas o bien con personajes a los que debemos aplicar mejoras, colocar en la batalla junto con otros para establecer sinergias o elegir muy bien contra quién vamos a enfrentarlos. Fortnite también consiste en generar un buen arsenal que ayude a defenderse y mantenerse íntegro, y para ello hay que trazar un buen plan de antemano, o saber generar una buena estrategia con las herramientas que tenemos disponibles.
Otro tipo de juegos rápidos, o puzzle, se cuelan constantemente en la AppStore y en GooglePlay para desafiarnos. Son juegos que por norma general colocan anuncios a mitad de otros juegos o en el timeline de nuestras redes sociales, con mensajes del tipo “sólo un 10% de los jugadores consiguen alcanzar una puntuación de X”. Se trate de juegos en los que debemos realizar sumas, disponer correctamente las piezas en una superficie, elegir los objetos con los que resolver una situación o dirigir una bola o un personaje por el camino correcto, se tratan de verdaderos rompecabezas, que a su vez resultan muy adictivos. El denominador común entre todos ellos: estimulan el desarrollo cognitivo de manera latente, pues por norma general nos da la sensación de que jugamos de manera automática.Es curioso que también algunos de los juegos más descargado o jugados a través de Facebook sean los de formar el mayor número de palabras posible con un grupo de letras que se nos ofrecen. Al final, nos vemos atraídos irremediablemente hacia este tipo de juegos, e incluso en otros, como los anteriormente citados, de batallas, carreras, juegos de cartas o de supervivencia, busquemos la manera de ganar gracias a la estrategia. Como los jugadores demandan la posibilidad de hacer uso de su inteligencia para ganar, los desarrolladores incluyen estas opciones. La cuestión es ¿por qué los jugadores prefieren componentes estratégicos o de inteligencia en los juegos? Muy sencillo: por la lucha constante por controlar la suerte, el azar, o el libre albedrío y volverlo a nuestro favor. Si en la vida real intentamos controlarlo, cuánto más en un juego.
Finalmente, el entretenimiento se convierte en otro desafío más, y en un ámbito más para desarrollar nuestra competitividad, sea por afán de autosuperación, sea por demostrar que podemos ser mejores que los demás.