La sostenibilidad es la palabra protagonista al hablar de los llamados bonos verdes. Y es que en el momento actual las empresas no solo dan importancia a la rentabilidad de sus acciones, también a contribuir de alguna manera con la sociedad. A sentir que la benefician a través de la ecología y el respeto al medio ambiente.
Precisamente de esta idea surgen los bonos verdes. En el año 2007 el Banco Europeo de Inversiones (BEI) los lanza por primera vez. Y se trata de un tipo de bonos que se destinan a financiar proyectos verdes, es decir, sostenibles y que sirvan para mejorar las condiciones del planeta.
Además, la emisión de un bono verde debe regirse por unos principios determinados. Estos son los llamados Green Bond Principles (GBP), que inciden en la transparencia informativa, la integridad y la exactitud de las iniciativas que se realicen. Proyectos para financiar
Por tanto, los bonos verdes se centran en áreas como la gestión responsable de los residuos, la búsqueda de la eficiencia energética o proyectos que apoyen a las energías renovables como la construcción de plantas eólicas o el aprovechamiento de la energía solar.
También se dirigen a iniciativas para controlar y reducir la contaminación, para reciclar materiales, conseguir movilidad y edificios sostenibles o para la conservación de la biodiversidad y la adaptación al cambio climático. Entidades que ofrecen bonos verdes
Son muchos los proyectos a los que se pueden dirigir estos bonos, pero, ¿qué entidades son las que los ofrecen? Cada vez son más las organizaciones que los emiten. En un inicio, estaban reservados a compañías que ofrecen servicios públicos como el agua o la electricidad.
Sin embargo, hoy en día las entidades financieras e, incluso, las petroleras o los Gobiernos centrales y regionales se han unido también a esta iniciativa. De hecho, el primer Estado con presencia de estos bonos fue Polonia, seguido de China y Francia. Pero España no se ha quedado atrás, con un objetivo claro de la Comunidad de Madrid: conseguir que el 100% de su deuda tenga un carácter sostenible.
Y es que la conciencia social sobre los problemas medioambientales está aumentando. Esto conlleva que el número de inversores que demandan estos activos crezca y que se incremente a su vez su emisión. De hecho, el pasado año llegaron a los 300 millones dólares.
Por qué invertir en bonos verdes
Así pues, uno de los motivos para optar por los bonos verdes es que contribuyen a mejorar la imagen corporativa de las entidades que invierten en ellos y éstas también pueden medir directamente el efecto de la inversión que han realizado. Por tanto, pueden controlarla mejor que con otro tipo de bonos.
Por supuesto, otra razón de gran importancia para invertir en ellos es que se contribuye a lograr un mundo mejor, más ecológico y sostenible. Y es que los proyectos que se financian a través de estos bonos son muy beneficiosos para la sociedad en su conjunto, para mejorar su calidad de vida y la del planeta.
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