Los métodos agrícolas modernos y la tala de bosques para producir más alimentos degradan el medio ambiente y contribuyen a la crisis climática. No son viables, dice un nuevo informe, que plantea tres vías para gestionar las grandes crisis ambientales planetarias: detener la deforestación, restaurar las tierras degradadas y crear cadenas de valor sustentables. La ONU señala que un producto de los bosques, la madera, es renovable, reciclable, respetuosa con el clima y se utiliza cada vez más para sustituir materiales no renovables.
El deterioro ambiental está contribuyendo al cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la aparición de nuevas enfermedades, alertó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), subrayando que los bosques y los árboles pueden desempeñar funciones fundamentales para abordar estas crisis y avanzar hacia economías sostenibles.
Por ejejmplo, la agencia de la ONU señala que un producto de los bosques, la madera, es un material fundamental para hacer frente a las amenazas medioambientales globales causadas por el uso excesivo de materiales no renovables.
En el informe “El estado de los bosques del mundo 2022”, la agencia de la ONU advierte que no habrá una economía saludable sin un planeta sano y plantea tres vías interrelacionadas basadas en los bosques y los árboles que pueden respaldar la recuperación económica y ambiental.
La mayor parte de los avances de la humanidad han tenido un costo ambiental considerable, dice la FAO, destacando la intensificación de los procesos de producción agrícola y la tala de bosques para aumentar la disponibilidad de alimentos y otros bienes, que han causado gran degradación de la naturaleza y contribuyen a la crisis climática.
“No es viable continuar con las vías actuales de producción agroalimentaria”, advierte, haciendo hincapié en la necesidad de que el mundo se recupere de la crisis derivada de la pandemia de COVID-19 y de que restablezca la salud del planeta.
Para lograr esa recuperación y combatir el cambio climático y la pérdida de biodiversidad -las dos crisis ambientales inminentes-, las sociedades deben reconocer el papel crucial de los bosques, insiste.
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Tres vías para conseguirlo
Según el estudio, las tres vías interrelacionadas que permitirían obtener mejores beneficios de los bosques y los árboles y, al mismo tiempo, luchar contra la degradación ambiental, recuperarse de las crisis, prevenir futuras pandemias, aumentar la resiliencia y transformar las economías son:
- detener la deforestación y conservar los bosques
- restaurar las tierras degradadas y ampliar la agroforestería
- utilizar los bosques y crear cadenas de valor verdes de manera sostenible
Detener la deforestación y conservar los bosques podría evitar la emisión de 3,6 +/– 2 gigatoneladas de dióxido de carbono al año entre 2020 y 2050 de forma eficaz en función de los costos y protegería más de la mitad de la biodiversidad terrestre.
La restauración, por su parte, beneficiaría 1500 millones de hectáreas de tierras degradadas y el aumento de la cubierta arbórea podría impulsar la productividad agrícola en otros mil millones de hectáreas. Las tierras degradadas restauradas por medio de la forestación y la reforestación podrían absorber de la atmósfera hasta 1,5 gigatoneladas de dióxido de carbono al año entre 2020 y 2050.
Utilizar los bosques de manera sustentable y crear cadenas de valor verdes ayudaría a responder a la demanda futura de materiales y respaldaría economías sostenibles.
Estimular la inversión
El informe explica que las tres vías se refuerzan entre sí y que pueden dar lugar a mejoras climáticas y ambientales, además de incrementar el potencial de desarrollo sostenible, la capacidad de adaptación y la resiliencia de las comunidades.
Pero para ello se precisan cambios en las políticas con la intención de desviar los flujos financieros de las medidas que son perjudiciales para los bosques e incentivar la inversión en actividades de conservación, restauración y aprovechamiento sostenible.
La FAO enfatiza que cumplir las metas relativas al clima, la biodiversidad y la neutralidad de la degradación de las tierras requiere triplicar el financiamiento a las tres vías forestales de aquí a 2030, es decir, superar los 200.000 millones de dólares al año destinados al establecimiento y la gestión de los bosques.
Pueblos indígenas
La labor de los agricultores familiares, pequeños productores, comunidades forestales y pueblos indígenas es esencial en la recuperación de los bosques ya que gestionan más de 4000 millones de hectáreas de territorios forestales y agrícolas -casi la mitad de las tierras dedicadas a esas actividades-, con ingresos anuales brutos en torno a 1,29 billones de dólares.
Actualmente hay más de 8,5 millones de organizaciones de productores que ayudan a los actores locales a adoptar las vías para la recuperación verde.
Diversos estudios muestran que la situación ecológica del 91% de las tierras de pueblos indígenas es buena o moderada, lo que evidencia su capacidad para reducir la deforestación y mejorar los bosques de forma eficaz en función de los costos.
En este renglón, la FAO recalca que asegurar las tierras indígenas en algunos países de América Latina costaría menos del 1% de los ingresos que podrían obtenerse sólo del almacenamiento del carbono.
Con respecto a los riesgos que implica la adopción de las tres vías forestales, el informe argumenta que son mayores para los pequeños productores, cuyas inversiones podrían fracasar debido a la ausencia de políticas e instituciones favorables, por lo que llama a las autoridades pertinentes a gestionar las amenazas relacionadas con el cambio climático, como son la mayor vulnerabilidad ante incendios, plagas y sequías.
No hay tiempo que perder
“No hay tiempo que perder: es necesario actuar ya para mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de 1,5 °C, reducir el riesgo de futuras pandemias, garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición para todos, eliminar la pobreza, conservar la biodiversidad del planeta y ofrecer a los jóvenes la esperanza de un mundo y un futuro mejor para todos”, puntualiza el director general del organismo, Qu Dongyu, en la presentación del informe.
Qu agrega que la FAO se compromete a ayudar a los Estados Miembros “a estudiar las posibilidades que encierran las tres vías forestales a fin de aumentar las inversiones y aplicar las vías de forma eficaz, en estrecha colaboración con los asociados”.
Aumento del consumo de madera
Mientras tanto, en otro informe paralelo, la agencia de la ONU espera que el consumo global de productos primarios de madera procesada crezca un 37% para 2050.
Se prevé que el consumo de productos primarios de madera procesada -madera aserrada, contrachapada, tableros de partículas o fibras y pulpa de madera- alcance un total de 3100 millones de metros cúbicos equivalentes de madera en rollo -una medida de los troncos utilizados en la fabricación de productos derivados de la madera- para 2050, según el informe Perspectivas del sector forestal mundial 2050: Evaluación de la demanda y las fuentes futuras de madera para una economía sostenible.
El aumento del consumo, no obstante, será al menos un 8% mayor si entra en juego la bioeconomía, que incluyo tener en cuenta dos productos modernos de la madera -la madera en masa y las fibras de celulosa artificiales- que sustituyen a los materiales no renovables.
Y, en un escenario de transición aún más acelerada a la bioeconomía, con una mayor participación de estos dos productos, el aumento del consumo de productos primarios de madera podría alcanzar un 23% más que en el primer escenario, es decir el consumo global de productos primarios de madera procesada crecería hasta un 60% para 2050.
Renovable y respetuosa con el clima
La madera es renovable, reciclable, respetuosa con el clima y versátil, y se utiliza cada vez más para sustituir materiales no renovables. Se trata de un material fundamental para hacer frente a las amenazas globales al clima, la biodiversidad y el medio ambiente causadas por el uso excesivo de materiales no renovables, según el informe.
La madera en masa y los productos de ingeniería de la madera en la construcción, la fibra de celulosa artificial para la producción textil y las formas más modernas de madera para la energía son los productos de madera más destacados para la sustitución a gran escala de materiales no renovables.
«El sector forestal es fundamental para las economías resistentes y sostenibles. Garantizar la sostenibilidad del sector forestal requerirá innovación e inversiones, pero también coherencia política», asegura Ewald Rametsteiner, director adjunto de la División Forestal de la FAO.
Producido conjuntamente por la FAO, la Organización Internacional de las Maderas Tropicales (OIMT) y la consultora Unique land use GmbH, el informe fue presentado durante el 26º período de sesiones del Comité Forestal y es relevante para los Objetivos de Desarrollo Sostenible 12 y 15. Combina los resultados de una perspectiva a largo plazo del sector forestal hasta 2050 con una evaluación de la demanda de madera en un entorno económico sostenible.
La creciente demanda y su impacto en el sector forestal
El crecimiento del consumo de productos madereros -en comparación con el aumento previsto del 25% de la población- «se verá impulsado por el aumento de los ingresos en las regiones emergentes del mundo, lo que provocará un efecto de convergencia en los bienes de consumo (por ejemplo, papel, envases, ropa y muebles) y en más actividades del sector de la construcción», según el informe.
La satisfacción de la futura demanda de madera sostenible puede lograrse mediante una combinación de aumento de la producción sostenible en los bosques templados y boreales de regeneración natural y en los bosques plantados, cada vez más en el Sur del mundo. Pero las estimaciones de la contribución concreta de los tipos de bosques y regiones al suministro mundial de madera en 2050 son muy inciertas.
Esta demanda deberá satisfacerse aumentando la productividad a través de la gestión forestal sostenible en los bosques existentes, y fomentando la producción de madera como parte de los programas y proyectos de restauración de tierras. Si la producción forestal de regeneración natural se mantiene estable, será necesario plantar al menos 33 millones de hectáreas de nuevos bosques.
Inversiones
Las inversiones necesarias para mantener y ampliar la producción industrial de madera en rollo pueden requerir un total de unos 40.000 millones de dólares anuales para 2050, según The global forest sector outlook 2050. Y es posible que se necesiten otros 25.000 millones de dólares anuales para invertir en la modernización y el establecimiento de industrias.
El empleo total en el sector forestal en 2019 se estimó en 33,3 millones de puestos de trabajo formales e informales. La estimación media del informe sugiere que el empleo en 2050 estará en el rango de las cifras de 2019. En el futuro, el empleo podría incluso disminuir. Las necesidades de mano de obra de las futuras industrias de la madera serán más sofisticadas, y para garantizar un número suficiente de personal bien formado se requerirá una sólida educación y formación.
Podrían crearse hasta un millón de nuevos puestos de trabajo, muchos de ellos en países en desarrollo, mediante el crecimiento del mercado de la madera como sustituto de materiales no renovables.
Madera para la energía
El consumo futuro de dendroenergía hasta 2050 vendrá determinado por dos grandes tendencias: el uso tradicional de la leña en las dos regiones del mundo de más rápido crecimiento, el África subsahariana y el sur de Asia, y el papel previsto de la biomasa moderna para generar energía renovable.
El consumo mundial de leña procedente de los bosques en 2050 podría situarse entre 2100 y 2700 millones de metros cúbicos, según el informe en su perspectiva a medio plazo, frente a los 1900 millones de metros cúbicos de 2020, lo que supone un aumento de entre el 11 y el 42%.
La madera también formará parte cada vez más de la combinación de energías renovables en el mundo industrial. En algunas regiones y contextos puede ser necesario realizar esfuerzos de restauración de la madera combustible para satisfacer esta demanda.
En 2020, todavía habrá 2300 millones de personas que dependan de la leña como principal fuente de energía para cocinar y calentarse. La leña seguirá siendo la principal fuente de energía para muchos hogares de las economías emergentes hasta 2050, pero muchos escenarios sugieren que las tasas de crecimiento del consumo se ralentizarán.
«Garantizar el acceso al combustible de madera sostenible a los consumidores privados que dependen de esta fuente por razones económicas es una responsabilidad pública comparable al suministro de electricidad o agua», aseguró Thais Linhares-Juvenal, jefa de Equipo de Silvicultura Sostenible, Cadenas de Valor, Innovación e Inversión en la División Forestal de la FAO.
Fuente: ONU