Jair Bolsonaro, ex capitán del ejército, se convirtió en el nuevo presidente de Brasil al firmar el registro oficial en la Cámara de Diputados. Anteriormente, fue juramentado y prometió «defender y hacer cumplir la Constitución» mientras trabajaba para «la Unión, la integridad y la independencia de Brasil». En su discurso inaugural, pidió un «pacto nacional» para «liberar definitivamente» a Brasil de «el yugo de la corrupción, la criminalidad, la irresponsabilidad económica y la camisa de fuerza ideológica».
«Llamo a cada miembro del Congreso a una misión de restauración y recuperación de nuestra patria», dijo. «Tenemos una oportunidad única para reconstruir nuestro país y recuperar la confianza de nuestros compatriotas». La ceremonia oficial en el Parlamento fue boicoteada por la izquierda, incluido el Partido de los Trabajadores (PT) del ex presidente Lula. El nuevo presidente debía ir luego al Palacio de Planalto, donde recibió de las manos de su antecesor, Michel Temer, el pañuelo presidencial, un pedazo de seda verde y amarillo, engastado con oro y diamantes.
Su investidura comenzó bajo muy alta seguridad en Brasilia, donde incluso se prohibieron los paraguas. El impresionante dispositivo incluye además numerosos puntos de control para la multitud, un sistema de defensa de misiles, veinte aviones de combate movilizados y el cierre del espacio aéreo. «Para su seguridad, los francotiradores han sido colocados en lugares estratégicos, así como agentes especializados de defensa química, radiológica o nuclear», advirtieron los altavoces colocados en jeeps militares que circulan en Brasilia.
Jair Bolsonaro estuvo a punto de morir en un ataque punzante el 6 de septiembre de 2018 y desde entonces ha limitado las salidas al público. A pesar de los temores por su vida, estaba ansioso por caminar por la explanada de los Ministerios a bordo de un convertible Rolls Royce, saludando a la multitud que estaba en la parte trasera del vehículo, junto a su esposa Michelle y enmarcada por los jinetes de los Dragones. de la independencia.
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Netanyahu y Orban, líderes extranjeros invitados
Al menos 250.000 personas de todo el país se esperaban en la explanada de los Ministerios, un lugar emblemático donde se concentran todos los poderes de Brasilia, en el corazón de la capital futurista de la imaginación del arquitecto Oscar Niemeyer. urbanista Lucio Costa a principios de los años sesenta.
Con horas de anticipación, los partidarios del presidente comenzaron a reunirse el martes temprano en el centro de Brasilia, como Vandelice Morais, una maestra negra de 67 años, que vino con un grupo de 35 ardientes bolsonistas del estado de Bahía ( Noreste). «Estoy aquí por el mito», dice ella, usando el apodo que sus adoradores le dieron a Jair Bolsonaro. «El mito es alguien que nunca hemos visto en la historia de Brasil. Como él, pongo a la patria, a la familia ya Dios en primer lugar.
La ceremonia de inauguración establece el tono de la futura línea diplomática de Brasilia, que es muy pro-estadounidense, se opone a los regímenes de izquierda y se rompe por completo con la tradición de multilateralismo de Brasil. Uno de los pocos líderes extranjeros invitados a Brasilia es el Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a quien Brasilia quiere estar más cerca, así como el Primer Ministro ultra conservador de Hungría, Viktor Orban.
Donald Trump felicitó el martes a su nuevo homólogo brasileño por su «super» discurso inaugural, asegurando el apoyo de Estados Unidos. «Felicitaciones al presidente Jair Bolsonaro que acaba de pronunciar un gran discurso de inauguración: ¡Estados Unidos está con usted!», Escribió en Twitter el presidente de Estados Unidos.
Preocupación por los valores democráticos.
Jair Bolsonaro, cuya carrera política se limita a 27 años de delegación sin otro alivio que sus excesos verbales, no ha ocultado su voluntad de revertir la mesa para extirpar a Brasil de múltiples crisis. «Tenemos la intención de cambiar el destino de nuestro Brasil», tuiteó justo antes de la ceremonia, y le pidió a la gente «su apoyo indispensable».
Se espera que el capitán de la reserva lance una serie de reformas para inaugurar su mandato de cuatro años como jefe de la primera potencia latinoamericana. Jair Bolsonaro, el primer primer ministro de derecha que llegó al poder en Brasil en las urnas, ha generado muchas expectativas con sus promesas de reconstruir una economía lenta y frustrar la corrupción y la violencia que desesperan a los 208 millones de brasileños. .
Pero su llegada al timón del país plantea muchas preocupaciones, particularmente en términos de respeto por los valores democráticos, las minorías, las alianzas con socios tradicionales en Brasil y la protección del medio ambiente. Sus resbalones racistas, machistas u homófobos, así como sus elogios del período oscuro de la dictadura militar (1964-1985), han alienado a millones de compatriotas.
El ex paracaidista, Jair Bolsonaro fue elegido con el 55% de los votos el 28 de octubre, finalizando una serie de cuatro victorias electorales del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) de Luiz Inácio Lula da Silva, ahora en prisión por la corrupción.