África está asistiendo a un aumento de la variabilidad meteorológica y climática, que provoca desastres y trastornos en los sistemas económicos, ecológicos y sociales, destaca un nuevo informe presentado este martes por la Organización Meteorológica Mundial.
El estudio destaca que las variaciones en la configuración de las precipitaciones, el incremento de las temperaturas y el aumento de las condiciones meteorológicas extremas contribuyeron a aumentar la inseguridad alimentaria, la pobreza y los desplazamientos en África durante el año pasado, una situación que agravó la crisis socioeconómica y sanitaria provocada por la pandemia de COVID-19.
El secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, el profesor Petteri Taalas, señala en el prólogo del informe que los indicadores climáticos en África durante 2020 se distinguieron por un constante aumento de las temperaturas, la celeridad en que subió el nivel de mar, los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos y otras consecuencias devastadoras conexas.
“La rápida reducción de los últimos glaciares de África Oriental, que se prevé que se derritan por completo en un futuro próximo, señala la amenaza de un cambio inminente e irreversible en el sistema terrestre«, alertó el científico.
Taalas añadió que tras la recuperación de la pandemia del coronavirus es necesario y urgente mejorar la resistencia climática.
«Las inversiones son especialmente necesarias en el desarrollo de capacidad y la transferencia de tecnología, así como en la mejora de los sistemas de alerta temprana de los países, incluidos los sistemas de observación del tiempo, el agua y el clima», enumeró.
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Unos 118 millones de personas expuestas a fenómenos extremos en 2030
La presentación del informe se produjo durante la reunión extraordinaria del Congreso Meteorológico Mundial y antes de las negociaciones sobre el cambio climático que tendrán lugar en el 26º período de sesiones de la Conferencia de las Partes (COP 26), la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima que se celebrará en Glasgow del 31 de octubre al 12 de noviembre.
El estudio se suma a las pruebas científicas sobre la necesidad urgente de reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, aumentar el nivel de ambición climática e incrementar la financiación para la adaptación.
«África está presenciando un aumento de la variabilidad meteorológica y climática, que provoca desastres y trastornos en los sistemas económicos, ecológicos y sociales”, recordó la Comisionada de Economía Rural y Agricultura de la Comisión de la Unión Africana, Josefa Leonel Correia Sacko.
Sacko también destacó que “para 2030, se estima que hasta 118 millones de personas extremadamente pobres (es decir, que viven con menos de 1,90 dólares de los Estados Unidos al día) estarán expuestas a la sequía, las inundaciones y el calor extremo en África, si no se establecen medidas de respuesta adecuadas. Esto supondrá una carga adicional para las iniciativas de mitigación de la pobreza y obstaculizará de forma considerable el aumento de la prosperidad».
Como ejemplo citó que el cambio climático puede llegar a reducir el producto interno bruto del África subsahariana hasta un 3%.
Mensajes principales del informe
Temperaturas:
- El calentamiento registrado entre 1991-2020 fue superior al del período 1961-1990 en todas las subregiones africanas y considerablemente superior a la tendencia de 1931-1960.
- África se ha calentado a un ritmo superior a la temperatura media mundial en el conjunto de la superficie terrestre y oceánica.
- El año 2020 se situó entre el tercer y el octavo año más cálido del que se tienen datos en África, dependiendo del conjunto de datos utilizado.
Aumento del nivel del mar:
- Las tasas de aumento del nivel del mar en la costa atlántica tropical y meridional y en la costa del océano Índico son superiores a la tasa media mundial.
- El nivel del mar a lo largo de las costas mediterráneas está aumentando a un ritmo inferior a la media mundial.
Glaciares:
- Actualmente solo quedan tres glaciares en las montañas hay africanas: el macizo del monte Kenya (Kenya), los montes Rwenzori (Uganda) y el monte Kilimanjaro (República Unida de Tanzanía).
- Estos glaciares son demasiado pequeños para desempeñar una función importante como depósitos de agua, pero tienen una gran importancia turística y científica.
- Sus índices de retroceso actuales son superiores a la media mundial y, de continuar esta tendencia, dará lugar a una desglaciación total en la década de 2040.
- Se prevé que el monte Kenya pierda su masa glaciar una década antes, lo que lo convertirá en una de las primeras cordilleras enteras en perder glaciares como consecuencia del cambio climático debido a la actividad humana.
Precipitaciones:
- Las precipitaciones e inundaciones predominaron en el Sahel, el valle del Rift, la cuenca central del Nilo y el noreste de África, la cuenca del Kalahari y el curso inferior del río Congo.
- Las condiciones de sequedad prevalecieron en la costa norte del golfo de Guinea y en el noroeste de África y a lo largo del sureste del continente. La sequía en Madagascar provocó una crisis humanitaria.
Fenómenos de efectos devastadores:
- Se produjeron inundaciones extensas en muchas partes de África Oriental.
- Entre los países que informaron de la pérdida de vidas o del desplazamiento considerable de población se encontraban el Sudán, Sudán del Sur, Etiopía, Somalia, Kenya, Uganda, el Chad, Nigeria (que también experimentó una sequía en la parte meridional), el Níger, Benin, el Togo, el Senegal, Côte d’Ivoire, el Camerún y Burkina Faso.
- Muchos lagos y ríos alcanzaron niveles máximos sin precedentes, como el lago Victoria (en mayo) y el río Níger en Niamey y el Nilo Azul en Jartum (en septiembre).
Inseguridad alimentaria:
- La combinación de los conflictos de larga duración, la inestabilidad política, la variabilidad climática, los brotes de plagas y las crisis económicas, agravados por los efectos de la pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19), fueron los principales impulsores de un aumento considerable de la inseguridad alimentaria.
- Una invasión de langostas del desierto de proporciones históricas, que comenzó en 2019, siguió teniendo graves repercusiones en África Oriental y el Cuerno de África en 2020.
- La inseguridad alimentaria aumenta entre un 5% y un 20% con cada inundación o sequía en África Subsahariana. El deterioro conexo en la salud y en la asistencia escolar de los niños puede agravar las desigualdades de ingresos y de género a más largo plazo.
- En 2020, la población afectada por la inseguridad alimentaria aumentó casi un 40 % con respecto al año anterior.
Desplazamientos:
- Se estima que el 12 % de todos los nuevos desplazamientos de población en el mundo se produjeron en la región de África Oriental y el Cuerno de África.
- Más de 1,2 millones de estos nuevos desplazamientos estuvieron relacionados con desastres y casi medio millón con conflictos.
- Las inundaciones y las tormentas fueron los fenómenos que más contribuyeron al desplazamiento interno relacionado con los desastres, seguidas de las sequías.
Inversiones:
- Los costes de adaptación en el África subsahariana se estiman entre 30.000 y 50.000 millones de dólares anuales (entre el 2 % y el 3 % del producto interno bruto (PIB) regional) durante la próxima década que servirían para evitar costes aún más elevados de socorro adicional en casos de desastre.
- El desarrollo resiliente al clima en África requiere inversiones en infraestructura hidrometeorológica y sistemas de alerta temprana con el fin de prepararse para un número creciente de fenómenos peligrosos de efectos devastadores.
Alertas tempranas:
- Las encuestas en hogares conducidas por el Fondo Monetario Internacional en Etiopía, Malawi, Malí, el Níger y la República Unida de Tanzanía constataron que, entre otros factores, ampliar el acceso a los sistemas de alerta temprana y a la información sobre los precios de los alimentos y el tiempo (mediante mensajes de texto o de voz para informar a los agricultores sobre cuándo plantar, regar o fertilizar) puede reducir un 30% la probabilidad de sufrir inseguridad alimentaria.
Adaptación:
- La rápida aplicación de estrategias de adaptación africanas estimulará el desarrollo económico y generará más puestos de trabajo en apoyo de la recuperación económica tras la pandemia de COVID-19.
- La aplicación de las prioridades comunes señaladas por el Plan de Acción de la Unión Africana para la Recuperación Ecológica contribuiría a lograr la recuperación sostenible y ecológica del continente tras la pandemia, al tiempo que permitiría una acción climática eficaz.
Fuente: ONU