El sistema sanitario es el cimiento sobre el que se construye el estado de bienestar que engloba a nuestra sociedad. Cada uno de los servicios que conforman la medicina han de gozar de un grado de eficiencia impecable, siendo el soporte vital de aquellos que requieren de cualquier clase de asistencia. Sin embargo, el ser humano no es perfecto y esto no siempre ocurre así, por lo que hemos de recurrir a otros ámbitos en aras de garantizar que toda negligencia encuentra la compensación correspondiente para paliar los efectos.
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Negligencias médicas: qué son y cuáles existen
El trabajo de un médico es uno de los que mayor responsabilidad guardan en el ámbito social. Los doctores, hablemos de la rama sanitaria que hablemos, tienen entre manos nuestro estado de salud, por lo que su implicación ha de ser absoluta, evitando así potenciales incidentes que dañen nuestra integridad. No obstante, las negligencias medicas existen y resulta prioritario conocer las vías para evitar que trasciendan a largo plazo.
Se entiende por negligencia médica aquellas acciones llevadas a cabo por un médico que, tanto por ejecución como por omisión, entrañan una mala praxis. La medicina cuenta con numerosas normativas y preceptos que validan las decisiones que toma el profesional; debido a ello, en caso de que se salgan de lo establecido y deriven en un daño para el paciente -sea de la clase que sea-, este podrá reclamar al sistema y recibir una compensación que palie los efectos que le haya podido causar el médico en cuestión.
Uno de los sectores en los que mayor volumen de negligencias médicas se cometen es, por desgracia, en el ámbito de la natalidad. Las complicaciones en el parto son más comunes de lo que cabría esperar, poniendo en riesgo la vida tanto de la madre como la del bebé. Ahora bien, las negligencias médicas que causan ictus, lesiones en la médula, meningitis, amputaciones o, en el peor de los casos, fallecimientos, también existen y requieren de un soporte legal que garantice la justicia después del incidente.
Así pues, si hemos confiado ciegamente en un profesional de la medicina y no ha estado a la altura, condicionando nuestra vida a partir de ese momento, es esencial que tomemos cartas en el asunto. Un procedimiento en el que requerimos del papel de abogados especializados, quienes llevarán nuestro caso hasta que recibamos aquello que nos fue negado por el ámbito sanitario.
Cómo iniciar una reclamación por negligencia médica
El primer paso para comenzar un proceso de estas características, tan estrechamente ligado a nuestro bienestar físico y mental, es el de dar con profesionales del derecho que se hayan ganado un puesto de rigor en el mercado. En este sentido, recurrir al prestigio que se puede valorar desde internet, a través de valoraciones de otros clientes y las sentencias de éxito, nos otorgará plena claridad antes de escoger a los abogados negligencias medicas correspondientes.
Una vez hemos encontrado al bufete que nos representará ante un juzgado, hemos de llevar a cabo ciertas tareas de documentación. Para ello, comenzamos redactando un resumen de lo que nos ha ocurrido, tomando fotografías de las lesiones que hayamos podido sufrir. A su vez, resulta fundamental tener los informes previos a la asistencia, demostrando así el motivo de nuestra visita y la afección que sufríamos en ese momento.
A continuación, debemos solicitar la historia clínica al centro sanitario en el que hemos sufrido la negligencia médica. No obstante, este procedimiento se suele retrasar por problemas de la burocracia; aunque el centro estará obligado a darte el documento, razón por la que si son reticentes habrás de insistir. En este parte se encuentran todas las acciones a las que te sometieron, por lo que será una de las pruebas más relevantes en el potencial juicio.
Al tener todo listo, el abogado se encargará por nosotros de dar todos los pasos pertinentes hasta que nos alcemos con la compensación correspondiente. Una senda que no suele ser corta; pero con el apoyo de los mejores abogados, no nos costará recorrer.