La necesidad de contar con un sistema de calefacción hace que muchos propietarios y comunidades de vecinos consideren la posibilidad de instalar una caldera de gas o renovar el antiguo sistema o caldera que en muchos casos es de combustible.
El problema de las calderas es que existen varios tipos y necesitan personal preparado para su instalación no sólo su manejo sino para la certificación y preparación de su mantenimiento. Y es que este tipo de calderas son muy eficientes, pero necesitan un buen mantenimiento no sólo para su buen funcionamiento, sino para evitar accidentes y además por la obligación por ley de la revisión cada cierto tiempo.
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Mayor seguridad
De hecho, las calderas de gas se deben limpiar para evitar averías y atascos en los diferentes conductos. Todo ello, sin mencionar la necesidad de protección para evitar accidentes.
Sin embargo, la realidad es que las calderas de gas son unos dispositivos que dan pocos problemas si están instaladas por expertos en calderas de gas como Procalderas y es que los beneficios de este sistema de calefacción superan al de otro tipo de calderas.
¿Cuáles son las ventajas de instalar una caldera de gas?
Las calderas de gas presentan enormes beneficios a comparación de otro tipo de calderas como las que usan gasoil. Un claro ejemplo es que las calderas de gas o propano guardan el gas de forma externa y no necesitan una salida para los gases que se forman durante la combustión.
Sí, que necesitan una para la salida, pero aunque las que usan combustible sean un poco más baratas (el precio de las mismas, que no su consumo) son menos inseguras.
Si este punto no fuera suficiente la vida útil de las calderas de gas suele ser de media mayor que las de combustible. Esto se debe a varias razones, la primera de ellas es que el mantenimiento al que están sometidas es mayor y por lo tanto se evitan averías a largo plazo y el segundo es que su vida útil es mayor por razones de construcción, elementos y regulación.
Pero además su eficiencia energética es mayor, al regular mejor la contaminación el consumo se reduce por no comentar que la potencia requerida sea menor ya que son capaces de trabajar a menor cantidad y pueden trabajar con paradas continuas sin gastar demasiado lo que hace que el consumo se reduzca.
Si a ello se le suma que reduce las emisiones contaminantes al ser capaz de trabajar a menor temperatura y emitir una menor cantidad de gases como CO2 (dióxido de carbono) y óxido de nitrógeno a la atmósfera. Esto eleva la eficiencia energética y ayuda a la reducción de emisión de gases contaminantes que tienen gran influencia en el calentamiento del planeta.
Por si fuera poco, queda otro punto muy importante que es el silencio y es que las calderas de gas suelen ser más silenciosas ya que se suele evitar sonidos de combustión al ser capaces de trabajar sin paradas. Además, muchos modelos cuentan con ventiladores que inyectan una mezcla de aire gas de forma adaptativa, es decir, en función a la cantidad de gas necesaria para arrancar lo que evita sonidos y reduce el ruido emitido.
Y falta lo más importante, el ahorro económico en la factura. Al hacer una mejor regulación de la demanda de consumo este tipo de calderas hace que el aprovechamiento del calor sea mayor.
Esto a largo plazo es un punto muy grande a favor de las calderas de gas. Si se hacen cálculos y teniendo en cuenta que el ahorro en este tipo es del 25 al 30 por ciento la inversión que se hace en la compra de una caldera de este tipo hace que se recupere en unos meses con el gasto ahorrado en la factura.
La favorita de los usuarios
Todas estas razones hacen que muchos propietarios y comunidades valoren este sistema de calefacción por encima del de combustible al que se le suma otros inconvenientes como el incremento del crudo que depende a elementos externos como la oferta y la demanda en el barril de Brent y las guerras comerciales entre países que afectan al precio del gasoil.
Además, sólo hace falta contar con una conexión de gas natural y no es necesario llamar a repostar una vez se acaba el combustible por lo que sea ahorra tiempo y dinero en la gestión de recarga y la disponibilidad siempre del gas.
En definitiva, y aunque las calderas de combustible tienen algunas ventajas como un precio menor, el beneficio a medio largo plazo, en el rendimiento, en la factura, en la gestión, el ahorro y la eficiencia hace que las calderas de gas sean la opción ideal para calentarnos en invierno y no pasar frío.