Son muchos, cada vez más, los que han decidido abandonar la vida en la ciudad por un tipo de vida más tranquila y apacible. La pandemia ha afectado a millones de inquilinos de pisos, sobre todo aquellos que tienen o quieren formar una familia y que han visto en estos meses las dificultades que conlleva intentar desarrollar sus planes de vida en las limitaciones de un piso en el centro. Aún así, las comodidades sociales y de vivienda que comporta vivir en ellos echan para atrás en el último momento este deseo, al imaginar que en las afueras o en pueblos aledaños a las grandes capitales la vida puede ser, por así decirlo, algo más “complicada”. Pero esta imagen dista mucho de la realidad del mercado inmobiliario en este tema.
No son pocas las oportunidades, que a pesar de la caída lógica tras la crisis económica actual por el COVID-19, siguen apareciendo. Mirar al bolsillo se hace, en circunstancias como las actuales, cada vez más importante.
En las afueras de uno de los municipios donde a pesar de todo, la venta de vivienda sigue en plena forma, Barcelona, los municipios cercanos se han convertido en el lugar de residencia escogido por muchos compradores que no tiene la capacidad adquisitiva frente a los precios abusivos del centro de la Ciudad Condal, o que prefieren invertir su dinero en en viviendas más espaciosas, con amplias zonas comunes y que faciliten su día a día lejos del ruido de la urbe.
Entre las posibilidades que este comprador de nueva vivienda existen, por poner un ejemplo, proyectos de promoción de viviendas como el de Premier Inmobiliaria. La empresa focaliza precisamente en poblaciones periféricas a las dos grandes capitales del país, Madrid y Barcelona, destacando en este momento, entre las muchas posibilidades que se ofrecen cerca de la segunda, la promoción de pisos de obra nueva en Mollet del Vallés, Pruneres Park.
La construcción de este conjunto residencial responde a la demanda de viviendas con un amplio catálogo de servicios ajustado, siempre en el rango de precios propio de la nueva construcción, a las características y deseos del comprador.
Tanto es así, que la horquilla de precios parece demostrar las grandes virtudes, al menos desde el punto de vista de los nuevos propietarios, que no han dudado en adquirir este tipo de inmuebles. Sarrià-Sant Gervasi (6.830 euros por metro cuadrado), según el informe de Sociedad de Tasación, es a día de hoy el barrio más caro de Barcelona, mientras que, en la promoción de viviendas que citamos, la de Mollet del Vallés, cabalga alrededor de los 2.660 y los 3.330 euros por metro cuadrado. Una alternativa económica, que aún así, cuenta con todos las comodidades imposibles de imaginar por esa cantidad en los lugares más concurridos de la capital, ya sea en cuanto al número de dormitorios, la accesibilidad en coche a la zona, los espacios comunes (piscina, zonas ajardinadas) y un lugar, al fin y al cabo, más cómodo para toda la familia.