Uno de los grandes debates en los últimos tiempos ha sido el papel que tienen que desarrollar los videojuegos y el entretenimiento online en la vida de niños y adolescentes. Parece evidente que la mayoría de ocio que se consume en Internet, mediante plataformas como Youtube o Twitch, se encara precisamente en unos videojuegos que, a la larga, se hacen tremendamente populares y acaban por llegar a públicos muy distintos. Evidentemente no todos los juegos son para todo el mundo, pero sí que existen algunos ejemplos que, según expertos en la materia, pueden ayudar en la creatividad, a la imaginación o incluso a la cultura general de muchos ámbitos distintos.
En el entretenimiento virtual podemos encontrar ejemplos de situaciones donde las habilidades de los jugadores se pueden ir desarrollando con la práctica y la observación. Como ejemplo, nos podemos fijar en la película 21, dirigida por Robert Luketic y estrenada en 2008, donde podemos ver como las matemáticas pueden ser aplicadas en el juego y en las probabilidades para conseguir la victoria. En la película se ven los ejemplos de los casinos, especialmente en el blackjack, que pese a basarse en el azar pueden llegar a ser interpretados mediante cálculos de probabilidad. Actualmente en los mejores casinos online se pueden probar juegos de cartas como el póker o el blackjack, donde la concentración de los jugadores, así como su habilidad para interpretar los movimientos de los adversarios, es fundamental para conseguir ganar las partidas. Pero esas mismas habilidades matemáticas no solo sirven para ese tipo de juegos, sino que pueden utilizarse para calcular otros elementos en juegos deportivos o de acción, donde se aplican cálculos de todo tipo a nivel de potencia de un golpe, de velocidad, de precisión, etc.
Pilar La Casa, catedrática de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Alcalá de Henares, ha explicado en múltiples ocasiones que, al igual que se usan películas o libros para educar o para demostrar según qué conceptos, los videojuegos también pueden ser una propuesta igual de válida para una generación con nuevos referentes a sus espaldas. Un ejemplo reciente de eso ha sido el caso de Red Dead Redemption 2, un juego desarrollado por Rockstar ambientado en el lejano oeste y que, ahora ha servido para que el grado de Historia de la Universidad de Tennessee pudiera analizar la historia de los Estados Unidos en un periodo donde la modernidad y el pasado chocaron de forma frontal. Al igual que un juego matemático puede servir para aplicar fórmulas, una historia jugable puede ayudar a entender ciertos acontecimientos reales.
Los videojuegos no solo se pueden utilizar para fomentar el estudio de la historia, aunque obras como Assassin’s Creed, por ejemplo, podrían servir para ello, puesto que el aumento de la creatividad y originalidad puede ser recompensada mediante obras como Minecraft, donde se pueden construir estructuras y recolectar materiales de todo tipo. Otros juegos como Portal, donde se juega con las diferentes dimensiones de un espacio, pueden servir para plantear conceptos como el espacio-tiempo, mientras que otros como Journey, donde el arte toma un papel fundamental en el videojuego, permiten explorar los usos de la pintura en la ficción contemporánea.
Además, muchas obras que podemos encontrar tanto en consolas como en Internet tienen un componente social y político muy potente, obras que pretenden realizar una reflexión alrededor de conceptos como la contaminación, el poder o la economía. Y es que obras como Bioshock, Undertale o incluso Fallout plantean situaciones inesperadas que invitan a la reflexión y a posicionarse en el lugar de los protagonistas, quienes tienen que tomar decisiones que no siempre son fáciles. Desde luego, el entretenimiento puede tomarse desde nuevas perspectivas para ayudar a ampliar conocimientos de todo tipo.