Efluvio telógeno, un efecto secundario de la COVID que se puede tratar

Efluvio telógeno

Casi el 50% de las mujeres ha sufrido en algún momento de su vida efluvio telógeno. En la mayoría de los casos, la caída abrupta del cabello es causada por el estrés o los hábitos alimenticios, de modo que la solución pasa por pequeñas modificaciones cotidianas.

Sin embargo, la situación vivida durante los últimos meses ha provocado un cambio en la tendencia de pérdida de cabello. Especialistas dedicados a este campo, como los expertos capilares de Svenson, han verificado el aumento de casos de efluvio telógeno relacionado con la COVID-19 y, por ende, la búsqueda de soluciones por parte de los afectados.

La incógnita de los efectos secundarios de la COVID

El contagio por coronavirus ha activado todas las alarmas de los profesionales sanitarios. Entre las principales razones, los efectos secundarios que muchos afectados padecen parecen volver a la COVID un virus impredecible. En este sentido, los expertos en pérdida de cabello han visto aumentar sus consultas por efluvio telógeno en pacientes que han superado el virus. El efluvio telógeno siempre se ve en una caída mayor de pelo pasados unos meses. Se diferencia en eso del efluvio anágeno, que es por ejemplo el producido por un tratamiento oncológico, que afecta al cabello en fase anágena y se cae de inmediato.

La relación entre pérdida de cabello y COVID ha afectado especialmente a las mujeres, un colectivo más propenso a sufrir estrés y ansiedad ante la caída abrupta del cabello. Desde Svenson recuerdan que, si las mujeres encuentran mayores dificultades a la hora de enfrentarse a esta situación, ello se debe en gran medida “a las implicaciones estéticas y sociales” que genera. “Las mujeres aceptan peor psicológicamente la pérdida de cabello, casi siempre porque es un problema que mayoritaria y tradicionalmente han padecido los hombres”, señalan.

Tratamientos contra la pérdida del cabello

A pesar de que se trata de un problema de naturaleza temporal, la caída del cabello puede suponer un trauma para muchas mujeres. En este sentido, es recomendable recurrir a ciertos tratamientos que minimicen o solventen los problemas capilares. No obstante, para ello es preciso acudir a profesionales que manejen herramientas actualizadas y no caer en falsos bulos y mitos difundidos.

Entre las posibles medidas que se pueden adoptar, los profesionales de Svenson recomiendan aplicar tratamientos láser, farmacológicos o factores de crecimiento y vitamínicos, entre otros.

Láser anticaída

La tecnología láser es uno de los tratamientos más innovadores de los últimos años. Dado que la degeneración de los folículos pilosos es la causa de la pérdida del cabello, este tratamiento utiliza una luz amplificada que atraviesa el cuero cabelludo y actúa directamente sobre dichos folículos.

Como consecuencia, fomenta el crecimiento del cabello, mejora la circulación sanguínea de la zona, aporta nutrientes y elimina las toxinas o sustancias que obstruyen el interior de los folículos.

Bioestimulación

La bioestimulación es un tratamiento basado en transfusiones de sangre del propio paciente, la cual se extrae y se somete a un proceso de enriquecimiento para mejorar sus condiciones para, posteriormente, ser transferida de nuevo con mesoterapia. Aunque, como señalan desde Svenson, es un “tratamiento autólogo” que no causa efectos secundarios, su aplicación “se debe realizar siempre por personal sanitario bajo supervisión médica”.

Mesoterapia

La mesoterapia es una de las técnicas más demandadas. Consiste en aplicar de forma intradérmica ciertas vitaminas y minerales como el ácido hialurónico al cabello con el fin de fortalecer el mismo y evitar, de este modo, su desprendimiento.

Además, los profesionales cuentan con otras soluciones muy difundidas, como el injerto capilar o la terapia Regenera.

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