El diestro de Barbate perdió su vida en una corrida en Pozoblanco y, desde su muerte, las controversias entre las familias Rivera y Pantoja nunca han cesado. Ahora, su hijo Kiko, se suma a la “pelea”, tras años en silencio, ha terminado por unirse a la lucha de sus hermanos, Fran y Cayetano, para conocer toda la verdad sobre la herencia de su padre.
El 26 de septiembre de 1984, el conocido torero gaditano, Francisco Rivera “Paquirri”, moría en la plaza de toros de Pozoblanco a causa de una cornada del toro “Avispado”. El hecho causó conmoción en toda España, ya que el diestro dejaba a tres hijos y viuda a Isabel Pantoja que, desde aquel momento, se ganaría el sobrenombre de “viuda de España”. Tras celebrarse el entierro, al poco tiempo comenzaron las disputas entre los Rivera y los Pantoja, debido a la herencia del malogrado torero.
Por un lado, Carmina Ordóñez, madre de sus dos hijos mayores, Fran y Cayetano, reivindicaba la parte de los suyos; mientras que, del otro, la viuda, hacía lo propio para su hijo Kiko. Años de discusiones televisivas que llenaron las portadas de las revistas del corazón sin que se quedara nada claro. Lo que es cierto es que, hasta hace muy poco, la cantante sevillana guardaba las pertenencias más preciadas del torero, siendo además un gran motivo de controversia, la conocida finca “Cantora”. Esta ha sido la residencia más famosa de la tonadillera, donde ha vivido largas temporadas junto a su hijo Kiko. Este siempre ha salido en defensa de su madre cuando se trataban temas de herencia, sin embargo, el pasado 2 de agosto la historia dio un giro sustancial y Kiko, se mostraba ante los medios, enfadado con su madre, “pasándose” al bando de sus hermanos. ¿Qué ocurrió ese día?
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El “descubrimiento” de Kiko Rivera
Según el tercer hijo de la cantante y Paquirri, ese día descubrió que en “Cantora”, Isabel Pantoja guardaba con recelo un gran número de recuerdos y enseres de su padre, todo ello bien custodiado bajo llave, en una habitación secreta de la finca. Hasta entonces, Kiko siempre había pensado que poco quedaba de su padre, ya que Pantoja, hace unos años, denunció un robo en la finca en el que, supuestamente, se habían llevado gran parte de la herencia de Paquirri, pero parece que todo fue una pantomima. Curiosamente, ese “robo” se dio tan solo un día después en el que un juez publicara una sentencia a favor de los Rivera Ordóñez, en la que se dictaminaba que los hijos mayores del torero, debían recibir los objetos personales que les perteneciesen de la herencia de Paquirri. Jamás se dio tal hecho.
Ahora, Kiko Rivera arremete contra su madre, acusándola de haberle mentido durante años y se suma a la causa de sus hermanos, recibir la herencia de su padre.
La verdadera herencia de Paquirri
Durante todos estos años, mucho se ha especulado sobre la verdadera herencia de Paquirri, sin embargo, nadie sabía verdaderamente lo que había en ella. Hay que tener en cuenta que las noticias del corazón de famosos, en ocasiones, no son tan fiables como parece, no obstante, todo apunta a que ahora se sabrá la realidad de esta conocida herencia. De esta forma, algunas fuentes han citado que, tan solo en 1984, año de la muerte del torero, Paquirri había ingresado más de 85 millones de pesetas en corridas, a los que deben sumarse los ingresos de años atrás. Aunque se trata de una buena fortuna, hay que contar con las deudas que amasaba el torero, por lo que, una vez fallecido, la cifra total, sin deudas, ascendía a alrededor de 180 millones de euros.
Asimismo, el diestro contaba con varias fincas, como la de Los Rosales y El Garlochí, que tuvieron que venderse para hacer frente a algunos pagos pendientes que dejó Paquirri. Estas fincas sí las heredaron sus hijos mayores, pero poco pudieron disfrutar de ellas debido a las deudas acumuladas.
En la herencia, también se encontraban los enseres más personales del diestro, desde artículos de oro, como su conocido cordón o medallas, hasta sus numerosos trajes de luces, algunos de ellos confeccionados con las mejores telas y bordados. De igual modo, se incluían piezas de caza y artículos de joyería cuya destinataria no era Isabel Pantoja, pero poco de eso vieron los tres hijos del torero, ni el resto de la familia Rivera.