El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, manifestó ayer su preocupación por el aumento del número de casos en Europa y América y advirtió que, en vista de esta situación, a algunos países no les quedará más remedio que recurrir a la imposición de nuevos confinamientos locales.
«Entendemos la frustración de muchos países a medida que ven como vuelve a subir el número de casos», declaró Tedros, para quien, «llegados a cierto punto, habrá que ordenar quedarse en casa para ganar tiempo, y usarlo para elaborar planes, preparar los trabajadores sanitarios y mejorar los tests «. Según el experto etíope, en la situación actual, sigue siendo una opción no válida dejar que más gente se contagie para intentar conseguir la inmunidad de grupo. «Dejar que el virus circule llevará a infecciones, sufrimiento y muertes innecesarias», avisó.
Mientras tanto, varios gobiernos europeos preparan planes para endurecer las medidas de contención. En Francia, el primer ministro, Jean Castex, insistió ayer en que hay que evitar a toda costa un confinamiento general, pero a la vez dijo que no se pueden descartar cierres locales si empeoran los indicadores y la presión sobre los hospitales agudiza.
Los niveles de contagio fueron especialmente alarmantes sábado, cuando se alcanzó el récord de casi 27.000 casos en 24 horas. Al día siguiente, el número bajó y se quedó en 16.101. «La segunda ola [de la Covid-19] ya está aquí», admitió Castex, que, sin embargo, no anunció nuevas medidas para contener la propagación del virus, lo que sí podría hacer mañana el presidente Macron.
En Italia, el Consejo de Ministros ultimaba ayer un decreto con nuevas medidas para frenar la pandemia, ahora que se ha prorrogado el estado de emergencia hasta el día 31 de enero (el anterior expiraba el próximo jueves). El primer ministro, Giuseppe Conte, excluyó la posibilidad de confinar todo el país tal como ocurrió en marzo. Sí admitió, sin embargo, que en caso de necesidad se cerrarían áreas limitadas del país.