El candidato demócrata insta a los senadores republicanos a frenar la nominación del sustituto de Ginsburg
El candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden, pidió esta madrugada a los miembros del Senado que detengan los planes de Trump para sustituir al Tribunal Supremo la juez progresista Ruth Bader Ginsburg , que murió el sábado a los 87 años. Como se trata de un cargo vitalicio, si Trump designase un nuevo juez a pocas semanas de las elecciones del 3 de noviembre inclinaría definitivamente la balanza hacia el lado de los conservadores, en la que sería la decisión más trascendental de su paso por la Casa Blanca. Trump ya ha dicho que nominará a otra mujer en los próximos días, una designación que debe ser ratificada por el Senado, donde los republicanos tienen 53 representantes y sólo necesitan 51 votos.
Desde Filadelfia, el ex vicepresidente ha recordado que la muerte de Ginsburg ha sacudido la política estadounidense cuando en algunos estados ya se ha empezado a votar. «La gente de este país ya está decidiendo su futuro con su voto. Forzar esta nominación a través del Senado es un ejercicio de poder bruto y no creo que la gente de este país esté de acuerdo». Para Biden representaría un «abuso de poder» y un «abuso constitucional».
Biden ha pedido que se escuche la voz del pueblo, y ha acusado al líder de la mayoría republicana, el senador Mitch McConnell, de hipocresía por haber bloqueado el nombramiento del juez Merrick Garland que Obama eligió en 2016, en el último año de su mandato, con el argumento de que el nuevo presidente tenía que tomar la decisión. McConnell ha declarado que avalará la decisión de Trump y ya ha obtenido el apoyo de pesos pesados del partido como Ted Cruz, senador por Texas.
«No soy ingenuo -dijo Biden-. No me dirijo al presidente Trump, que hará lo que quiera. Ni tampoco a Mitch MConnell, que hace lo que quiere. Me dirijo a los senadores republicanos, que saben en el fondo que es lo mejor para el país y lo que es coherente con la Constitución «. Pero el presidente parece dispuesto a tomar el atajo. Este domingo la campaña de Trump ha difundido un correo electrónico para recoger donativos bajo el lema «El pueblo quiere que se ocupe este asiento».
Algunos senadores republicanos ya se han mostrado favorables a esperar: Lisa Murkowski por Alaska y Susan Collins por Maine dejan la mayoría en el Senado en 51, justo el número de votos que se necesitan para designar el nuevo juez.
El Supremo, formado por nueve jueces, es quien determinará temas tan sensibles como el aborto, los derechos de los homosexuales o el derecho electoral. Una semana después de las elecciones, el alto tribunal se pronunciará sobre una ley de salud que daría cobertura sanitaria a los estadounidenses que deben contratar seguros privados con enfermedades previas. Trump ya ha designado dos jueces conservadores en el lugar de otros conservadores que han muerto durante su mandato, pero es la primera vez que tiene la oportunidad de relevar un juez progresista.
El nombre que más suena es Amy Coney Barrett, una juez del tribunal federal de apelación, católica y firme opositora del derecho de aborto, que se sitúa en el extremo ideológico opuesto de Ginsburg. La otra favorita es Barbara Lagoa, de Atlanta y de origen cubano, la primera hispana designada para el Tribunal Supremo de Florida.
Los demócratas tienen poco margen, pero como advirtió Jerry Nadler, presidente del comité judicial de la Cámara de Representantes, si ganan las elecciones presidenciales de noviembre, como apuntan las encuestas, y la mayoría en el Senado, pueden ampliar el tribunal de 9 a 11 jueces y designar a sus candidatos para volver a equilibrar la balanza.