Hacer frente a la decisión de poner fin a una relación y comenzar un proceso de divorcio o separación suele suponer un momento duro y con una importante carga emocional. En casos en los que además nos encontramos a menores involucrados o situaciones en las que es imposible llegar a un acuerdo, el proceso se complica.
Tanto si el proceso se realiza de mutuo acuerdo como si es necesario llegar a la vía contenciosa, es fundamental contar con un/a buen/a abogado/a. A la hora de elegir un profesional a quien confiarle tu caso, no solo cobra importancia su experiencia o conocimientos sino también el tacto y la empatía que posea ya que, al fin y al cabo, será la persona encargada de acompañarnos durante todo el proceso.
Todos esos requisitos considerados esenciales en un buen abogado los podemos encontrar en profesionales como Susanna Antequera, cofundadora de la firma Antequera de Jáuregui. La abogada Susanna Antequera está especializada en Derecho de Familia y Penal Familiar y busca ofrecer una arquitectura jurídica diferente, basada en el compromiso y la atención mediante un acompañamiento desde el momento que el cliente confía su caso en sus manos hasta el final.
Los valores que definen su firma son la sensibilidad, la empatía, el acompañamiento, el compromiso y la profesionalidad. Sin embargo, lo que más destaca de Susanna es la pasión con la que aborda cada caso. Esa pasión y esfuerzo es percibida más allá de sus clientes ya que en 2020 fue nominada al Premio Excelencia Práctica Jurídica.
Además de su pasión por la abogacía, su inquietud por la divulgación le ha motivado a participar de forma activa en prensa como La Vanguardia y medios como RNE. Así mismo, trata de transmitir estos valores que, aun siendo tan importantes, no se encuentran dentro de los libros impartiendo clases en instituciones como la Universitat Oberta de Catalunya o el Instituto Superior de Derecho y Economía.
Gracias a todo esto, Susanna ha podido acompañar a numerosas familias haciendo su proceso jurídico lo más sencillo posible, minimizando así la carga emocional y alcanzando sus objetivos: velar por los derechos de sus clientes y garantizar el bienestar de los menores implicados.