El consumo de trufas alucinógenas es una práctica que se está convirtiendo en algo muy popular, debido a que funciona como un potenciador de la relajación. Además, hay estudios científicos que apuntan a su potencial efecto positivo para combatir problemas de ansiedad y depresión, controlar adicciones o abrir ventanas a la creatividad y la concentración
El consumo de trufas mágicas es una tendencia que tiene muchos años, muchos le ven el potencial recreativo, para tener un momento alucinante o compartir con amigos, pero no obstante, algunos desconocen los efectos positivos que puede tener, sobre todo, para el cerebro y para la creatividad.
Durante muchos años, las trufas alucinógenas han sido catalogadas como sustancias prohibidas, lo que ha limitado a la ciencia poder analizar sus efectos en las personas; sin embargo, estudios recientes han venido a derribar mitos. Todo parece indicar que consumir estas trufas ofrece alternativas para personas que padecen problemas emocionales, estrés, adicciones o tienen dificultades para interrelacionarse con otras personas.
¿Qué son las trufas mágicas?
Lo primero que se debe tener claro, es qué son las trufas mágicas. Se trata de algunas especies de hongos que contienen psilocina y psilocibina, sustancias que ofrecen algún efecto psicoactivo.
Este producto, al ingerirse en cualquiera de sus formas, puede generar algún tipo de cambio en la percepción o el comportamiento (impacto alucinógeno), lo cual, no es sinónimo de algo negativo, como analizaremos en este artículo.
El hongo psicoactivo, generalmente, tiene la apariencia de una piedra o una nuez, tras quitarle la cáscara. El tipo de efecto alucinógeno puede variar, dependiendo de la cantidad que se consuma.
Potencial terapéutico
La presencia de las sustancias psilocina y psilocibina, que producen un efecto psicoactivo, en las trufas mágicas han mostrado tener potencial terapéutico para problemas de enfoque de la concentración, para despertar la creatividad, e incluso para superar síntomas de enfermedades emocionales. Todo eso está en fase de estudio, sin embargo, existen indicios de dicho aporte positivo.
El efecto alucinógeno que modifica la forma como se siente o se ve el entorno, abre la mente a pensamientos filosóficos o artísticos. Es muy frecuente que las personas relacionadas con el mundo de la música, las artes plásticas o de las letras, usen estas trufas, ya que ayudan a despertar la creatividad, sin efectos tóxicos, siempre que se tomen las cantidades adecuadas.
Investigaciones emergentes apuntan que las microdosis de psilocibina ofrecen una ayuda en el tratamiento de personas que hayan sufrido algún grado de estrés postraumático, debido a que permiten que, en su mente, se formen pensamientos creativos y un ánimo positivo.
Esa posibilidad de hacer que las personas se sientan mejor, es lo que se utiliza también para tratar situaciones depresivas o de ansiedad.
Cuidar las dosis
La responsabilidad con su consumo es un aspecto a considerar para el uso de setas mágicas como terapia o como potenciador de la salud. Es recomendable elegir un growshop autorizado para adquirir este producto con estándares de calidad, esto con el fin de garantizar el mejor resultado.
Hay que tener en cuenta que cuando se consumen trufas frescas, se requieren dosis más elevadas que cuando son secas. La dosis recomendable puede variar entre 7 y 15 gramos, teniendo en cuenta factores como el peso corporal, si la persona las ha probado antes, qué tipo de sensación desea tener, entre otros aspectos.
Las tiendas especializadas brindan asesoría, tanto si se adquiere de forma online como presencial. Es recomendable preguntar para despejar cualquier duda, con el fin de tener una experiencia 100% favorable.
¿Cómo se consumen?
Para quienes empiezan a conocer este mundo, lo ideal es comenzar por dosis pequeñas e ir ajustando hasta encontrar la ideal. En el mercado ofrecen varios tipos de setas y trufas con diferentes efectos. Lo vital es lograr ese estado de bienestar que se desea disfrutar.
Las trufas alucinógenas se pueden ingerir solas, sin embargo, para algunas personas su sabor es muy fuerte, de ahí que prefieran mezclarlas con productos alimenticios que puedan ayudar a diluir el sabor. Es frecuente combinarlas con frutas, chocolates y otro tipo de golosinas.
Antidepresivo natural
Algunos círculos científicos aún tienen dudas sobre el consumo de estas sustancias psicoactivas, esto generalmente causado por el hecho que durante décadas, estuvo prohibido su consumo.
En la medida que nuevos estudios demuestran todo lo que pueden ayudar al bienestar emocional, se podrá sacar el mayor provecho de estas trufas, tanto como herramienta para entretener, como para curar, e incluso, para hacer personas más productivas.
La Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, ha evaluado el efecto de las setas y trufas mágicas, para quienes sufren ansiedad o cuadros depresivos. Los resultados apuntan a que ingerir microdosis de psilocibina ayuda a atacar ambas enfermedades, sin embargo, recomiendan que su uso esté vigilado por profesionales de la salud.
Las trufas mágicas hacen que el cerebro vea y escuche los colores y los sonidos distorsionados, de ahí que el consumo de estas sustancias se asocie con formas psicodélicas o abstractas. Además, producen una sensación de relajamiento y bienestar.
Se ha demostrado que estas sustancias producen que la persona que las ingiera tenga una conexión con sus pensamientos más profundos. También, genera la sensación de que el tiempo se detiene, así como libera la risa y la creatividad.
Es esencial mantener las dosis controladas, para no caer en situaciones imprevistas. Los expertos aconsejan consumirlas con personas cercanas y en entornos familiares.
Cultivos propios
Las trufas mágicas pueden comprarse en tiendas especializadas, pero algunas personas prefieren cultivarlas y crear sus panes de cultivo, un proceso sencillo y que no necesita un gran trabajo.
Esta vía es una de las alternativas más económicas para quienes quieren tener sus propias trufas, para que les ayuden a sentirse mejor.
Un pan de trufa permite cosechar hasta 200 gramos del producto. Este puede desarrollarse en un envase de mediano tamaño, que se coloca en una área oscura con ciertos niveles de temperatura, entre los 20-28 °C.
Las tiendas especializadas venden panes con hasta dos meses de incubación, para que se pueda consumir y aprovechar el fruto que aparezca en los siguientes meses. Es recomendable verificar precios para decidir aquello que sea más conveniente.