Vivimos tiempos marcados por la incertidumbre y, sobre todo, la crisis económica. La pandemia del COVID19 ha traído consigo, además de una crisis sanitaria, desempleo y dificultades económicas.
Aunque aún es difícil calcular el volumen total de pérdidas económicas que esta crisis ha provocado, lo que sí es cierto es que esta situación es el caldo de cultivo perfecto para que sean muchos los ciudadanos que se vean “seducidos” por las tarjetas revolving y los microcréditos como una salida a sus problemas financieros.
Concretamente y según el portal financiero MiSolvencia.es, durante el estado de alarma aumentó el número de consumidores interesados en las tarjetas ‘revolving’ en un 42%.
Estos productos financieros no son sino créditos rápidos y fáciles que permiten acceder en horas a una cuantía determinada de dinero para hacer frente a algún problema económico urgente o alguna compra.
El consumidor, al contratarlos, se encuentra con que tiene ante sí dos opciones: o una cuota mensual fija de devolución con un mínimo de 20 euros por ejemplo o elegir el porcentaje del saldo pendiente que quiere devolver cada mes.
Todo parece sencillo y, sobre todo, claro pero, tras disponer de esa cantidad inicial, los riesgos empiezan.
Y es que tanto en las tarjetas revolving como en los microcréditos esconden, prácticamente siempre, una gran trampa: en el caso de que no se devuelva el importe adeudado o de que se produzcan impagos, se seguirá debiendo lo correspondiente al mes siguiente más lo que queda por pagar con los intereses de demora correspondientes.
Y ese es su gran peligro: los intereses que se aplican.
“Los elevados intereses sumergen al afectado en deudas que pueden durar décadas y, a menudo, esta situación le obliga a contratar un nuevo crédito para pagar el anterior, convirtiéndose así en un “bucle infinito de deudas”, explica Javier Moyano, CEO del despacho de abogados especialista en reclamaciones por tarjetas revolving y microcréditos, Reclama Por Mí.
Intereses usuarios
El pasado marzo de 2020, el Tribunal Supremo anuló por «usuraria» una tarjeta de crédito revolving a un 27% TAE.
Una sentencia que sentó las bases para que miles de afectados pudieran reclamar a través de Reclama Por Mí lo pagado de más en este tipo de productos financieros, incluso aunque ya hubieran cancelado la deuda.
Pero, como explican desde Reclama Por Mi, especialistas en reclamaciones de tarjetas revolving y microcréditos, la sentencia del Tribunal Supremo de marzo de 2020 no es un hito aislado.
Los intereses aplicados en estos productos superan generalmente el 20% TAE y en algunos microcréditos pueden llegan hasta el 1.500%, lo que provocan que terminen pagando el doble o más de lo que solicitaron inicialmente.
“En alguno de los casos recibidos y gestionados por Reclama Por Mí en relación con reclamaciones de microcréditos como Vivus hemos encontrado intereses de hasta el 2.333 % TAE”.
Desinformación, falta de transparencia, acosos… Lamentablemente, las tarjetas revolving y los microcréditos suelen esconder más trampas que las de sus intereses.
“Muchas veces, además, el afectado por este tipo de productos siente que está solo, que no puede salir de esta espiral. Y debe saber que no es así. Cada vez son más las personas que deciden reclamar las tarjetas “revolving” y, afortunadamente, cada vez son más las que consiguen acabar con la pesadilla”, explica Moyano.
Por todo ello, es necesario reclamar y hacerlo a través de profesionales.
“Numerosas sentencias favorables por tarjetas “revolving” les dan la razón, declaran ilegales las condiciones de dicha tarjeta y obligan a las entidades, en muchos casos, a devolver miles de euros a los afectados”, aseguran desde Reclama Por Mí, que ya ha recibido más miles de reclamaciones con sentencias favorables para los afectados tan relevantes como las logradas contra Wizink, Bankinter Consumer Finance, Cofidis, Cetelem o el Banco Sabadell entre muchas otras.